jueves, 8 de mayo de 2008

Microcuento



Ídolo

(Microcuento publicado en la revista El Malpensante. Edición No. 85)
Un tenista suramericano se prepara en el camerino, previo al partido de primera ronda que disputará en pocos minutos.
Ha llegado hace tres días y a penas ha entrenado un par de veces.
Hace un año, en este mismo torneo, no pudo pasar de primera ronda, lo cual quiere decir que, si logra la victoria, podrá ascender un par de casillas en el escalafón mundial.
El tenista suramericano llegó con los viáticos y sin su entrenador.
Adicionalmente, llega con un record negativo en esta gira europea.
De doce partidos jugados, ha ganado cinco y ha perdido siete. Uno de ellos por retiro, debido a una lesión.
Este tenista está listo para salir a la cancha:
los tenis están limpios,
la camiseta impecable,
el maletín al día y
las raquetas tensionadas.
Él sabe bien que tiene que ganar.
Hace unos años era el futuro del tenis de su país, pero han pasado los torneos y las temporadas y su rendimiento ha defraudado.
Muchos dicen que no pasará de ser un simple tenista, cuya máxima aspiración será estar dentro de los 100 mejores.
Todo eso lo piensa, antes que uno de los jueces golpee la puerta del camerino y le de la orden de salir a la cancha.
El tenista suramericano con su maletín listo, lleno de raquetas, avanza con él a través del pasillo.
En la cancha, las tribunas están casi llenas, aunque apenas unos pocos compatriotas suyos están sentados en las gradas.
Algunos lo aplauden.
Otros, simplemente lo miran.
El resto de los aficionados acuden al partido para ver a su rival, un tenista europeo con el que el tenista suramericano ha jugado desde que estaban los dos en la categoría junior y que ahora, está luchando por estar en el top ten de la ATP.
El juez de silla hace el sorteo.
El tenista suramericano ha ganado.

El partido comienza con una doble falta.