viernes, 8 de agosto de 2008

Microcuento


Sobreesfuerzo

La etapa de hoy está por terminar.
Tres ciclistas disputan la victoria en los últimos cincuenta metros.
El ciclista de rojo va por la derecha,
el de azul por el centro y
el de blanco por la izquierda.
Ninguno de los tres ciclistas se resigna a perder.
La pancarta de meta anuncia el final de cinco horas intensas de carrera.
El ciclista de rojo se ha cruzado a la izquierda y ha perdido opciones de triunfo; el de blanco hace un mayor esfuerzo, se mantiene sentado sobre su bicicleta, pero no logra superar al ciclista de azul, quien mira hacia atrás, levanta las manos, suelta el manubrio y se persigna al cruzar la meta.
El ciclista de azul celebra, es felicitado por los otros dos competidores y baja de la bicicleta. Su entrenador lo abraza.

En el podio, el ciclista de azul escucha el himno nacional de su país.
Luego se pone la camiseta amarilla de líder, recibe un ramo de flores y un muñeco de peluche de parte de la modelo, a quien besa en ambas mejillas.
El ciclista abre su mano izquierda y saluda al público.
Se retira lentamente.

Al bajar del podio, dos de los médicos oficiales de la competencia, lo toman de cada brazo y le ordenan cortésmente pasar al cuarto de muestras.
Él acepta sin problemas,
caminando satisfecho y
saludando a los aficionados
que le gritan detrás de la baranda de seguridad.
Antes de llegar al lugar indicado por los médicos, el ciclista de azul que ahora tiene la camiseta amarilla, se detiene y manda un beso con la mano a alguien, que según diría la prensa días después, es su esposa que está mezclada entre el público.
La algarabía no se hace esperar.
El pedalista se siente orgulloso.
Es la última vez que sentirá tanta emoción, antes de ser expulsado de la carrera.
Los médicos de nuevo le ordenan amablemente seguir al cuarto de muestras.
El corredor da media vuelta y entra.
La puerta se cierra.