martes, 3 de junio de 2008

Microcuento


"Nuestra Tele"

Ella ve la televisión. Yo la miro. No sé si mirarla o mirar la telenovela que ella mira. La luz de la habitación está apagada, sólo está iluminada por la luz del televisor. El volumen es alto, insoportable. Ella está acostada, atenta, sonriente, mirando la telenovela. Yo en cambio quisiera coger esa mierda de televisor y botarlo para la mierda. Pero prefiero mirarla así no me mire, así prefiera mirar el puto televisor, el puto televisor que nos mira cuando yo la miro.

***

No soy capaz de nada. Quisiera besarla, decirle que la quiero, que apague esa mierda, que hagamos el amor, que me ayude a ser feliz. Aunque bueno, no quiero ser feliz –¿qué es ser feliz?-.

***

Opto más bien por mirar el techo, la teja de zinc blanca, la foto de ella en la pared, las luces del barrio que se ven por la ventana. No puedo. Creo que es mejor cerrar los ojos, pero el ruido del aparato ni siquiera me deja. No puedo. Entonces me rindo. Miro el televisor: una mujer que llora, un hombre que le pide perdón y una música incidental que tapa los diálogos de los personajes en la escena. Yo no entiendo, no entiendo lo que dicen, pero ella entiende lo que yo no entiendo y se asombra, y dice, mucho hijuemadre, y se rie y yo la miro y prefiero callar. Entonces suplico: que se vaya la luz, que la ciudad se quede a oscuras, que el mundo no exista y que en el cosmos haya un espacio para los dos, un espacio para los dos sin el hijueputa televisor.



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